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jueves, 26 de junio de 2008

El ejercicio de la sexualidad como acercamiento a la salud y a la elevación espiritual


Desde siempre, el ejercicio del acto sexual ha formado parte de la vida humana, no sólo como evento reproductivo necesario para continuación de la especie, sino también como una forma de expresión de cariño y compromiso, e incluso como una forma de recreación y de religión. Basándonos en estos últimos componentes emocionales y culturales, el sexo es un elemento inherente a la salud, pues, recordemos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades”.

A propósito, en el año 2001, la Organización Mundial de la Salud, con ayuda de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Asociación Mundial de la Sexología (AMS), publicó un reporte sobre el sexo y la salud, en el cual, entre otras cosas, propuso definiciones para evitar las ambigüedades con los usos coloquiales de las palabras relacionadas al tópico.

Según ellos, el sexo es el “conjunto de características biológicas que definen al espectro de humanos como hembras y machos”; la sexualidad “se refiere a una dimensión fundamental del hecho de ser un ser humano (basada en el sexo que incluye al género, las identidades de sexo y género, la orientación sexual, el erotismo, la vinculación afectiva, el amor y la reproducción) que se experimenta o se expresa en formas de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y relaciones: es el resultado de la interacción de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos y religiosos o espirituales. La salud sexual, por consiguiente, es “la experiencia del proceso permanente de consecución de bienestar físico, psicológico y sociocultural relacionado con la sexualidad” y lo que coloquialmente se conoce como sexo, ellos lo definen como actividad sexual.

Con respecto a los beneficios comprobables del sexo para la salud, recientemente se ha descubierto que el sexo alivia los dolores corporales, mejora la memoria, activa la circulación, refuerza el sistema inmunológico, aumenta la sensación de placer mediante la producción de endorfinas, incrementa los sentimientos de afecto y de protección, reduce la ansiedad y el estrés, levanta el ánimo y aleja los vicios, y además de todo eso, ayuda a adelgazar (aproximadamente 120 calorías por desnudar a la pareja, 27 calorías por un orgasmo real, 160 por uno fingido, 60 por un beso, 150 por veinte minutos de acción y 20 por simplemente acariciar).

Pero no es sólo esto, el sexo, según la cultura de la rama tántrica hindú, es un mecanismo para la elevación del espíritu. La base de esta aseveración es la información contenida dentro de los tantras, un conjunto de escritos aparentemente aparecidos en el siglo VI a.C. que narran los diálogos entre el Dios Shivá y su esposa Devī, quienes plantean, entre poemas, la reintegración del individuo con la conciencia pura, con la esencia de todo, mediante el acto sexual: la unión de la energía proveniente de la conciencia individual de cada miembro de la pareja.

El sexo es salud ¡disfrútalo plenamente!